BEATO VICENTE LEWONIUK
1874 d.C.
24 de enero
El beato Vicente (Wincenty)
Lewoniuk y sus 12 compañeros eran católicos de Rito Bizantino
que viven en Podlasie, la región oriental de la Polonia actual. En
el siglo XVIII después del reordenamiento fronterizo del reino de
Polonia-Lituania, esta área terminó siendo parte del imperio
ruso.
Una de las intenciones de los soberanos rusos era incorporar
a todos los católicos de Rito Oriental a la Iglesia Ortodoxa Rusa:
en 1784 Catalina II suprimió la Iglesia católica griega en
Ucrania; en 1839 Nicolás I hizo lo mismo en Bielorrusia y Lituania;
y en 1874 Alejandro II persiguió una política similar en la
única diócesis restante del Rito Bizantino, la de Chelm. El
Obispo y aquellos sacerdotes que rechazaron unirse a la Iglesia Ortodoxa
ya habían sido deportados a Siberia o encarcelados. Le tocó
al laicado, desprovisto de pastores, el defender su Iglesia, su liturgia
y su unión con el Papa.
El 24 de enero de 1874 un acontecimiento extraordinario ocurrió
en el pueblo de Pratulin. Los soldados vinieron al pueblo para transferir
la parroquia local a la Iglesia Ortodoxa. Los fieles se despidieron de sus
familias y amigos y poniéndose sus mejores ropas nuevas se apostaron
frente a su templo para luchar por "las cosas santas".
Al principio el oficial trató de dispersar a la gente,
pero ellos se quedaron. Entonces él prometió que recibirían
"favores del zar" por unirse a la Iglesia Ortodoxa, pero esto ellos rechazaron
esta propuesta. Entonces el oficial comenzó a amenazar a la gente
con muchas clases de castigos, pero ellos permanecieron en sus sitios alrededor
de la iglesia. El oficial entendió que no tendría éxito,
entonces ordenó a sus hombres preparar las armas. El grupo de fieles
católicos se arrodilló, esperando la muerte mientras cantaban
himnos. Ellos no contestaron las ofensas de los soldados, tan sólo
se decían entre ellos: "Es dulce morir para la fe".
La orden fue dada y los soldados dispararon, matando a 13 de
ellos. Los mártires eran todos laicos, la mayor parte de ellos casados
y padres de familias. Sus edades oscilaban entre los 19 y 50, la mayoría
estaba entre los 20 y 30 años. Ellos eran gente ordinaria; no tenemos
mucha información sobre sus vidas pero la opinión general es
que eran personas de una fe fuerte y profunda.
Los mártires fueron enterrados por los soldados rusos
sin respeto alguno; no permitieron a sus familias participar en el entierro,
confiaban que poco tiempo después todo esto sería olvidado.
El zar oficialmente suprimió la diócesis de Chelm en 1875.