PADRE EUSEBIO FRANCISCO KINO
Por Roberto Heredia Jarero



   El fraile jesuita Eusebio Francisco Kino (1645-1711) era originario de la región de Trento en Italia. En 1681 llegó a la Nueva España y su arribo a México coincidió con la expedición que el almirante Isidro de Atondo y Antillón estaba organizando para la conquista de la California y por sus amplios conocimientos de astronomía, fue agregado como cosmógrafo real.

   La expedición fracasó y Kino regresó a la capital del virreinato y después de entrevistarse con el padre visitador Manuel González, fue destinado a las misiones de la pimería alta llegando a la misión de Cucurpe (donde cantó la paloma), última misión al norte del Río San Miguel. En la ranchería indígena de Cosari situada a 25 kilómetros más al norte funda su primera misión dedicada a Nuestra Señora de los Dolores, que sería centro de operaciones, teniendo además el apoyo para la fundación de las demás misiones, que ya estaban establecidas en los Ríos Yaqui y Mayo, pero sobre todo el gran auxilio prestado por el fraile Antonio de Rojas de la misión de San Miguel Arcángel de Ures.alt

   Cabe hacer la aclaración que la región conocida como "las tierras incógnitas" estaba habitada por las etnias más bárbaras como son los yumas, seris, apaches, pápagos y pimas altos; de éstas se destacaban como las más salvajes los yumas y los apaches que eran nómadas y depredadores, ya que arrasaban los pueblos y luego huían en pequeños grupos. En muchas ocasiones sus correrías, llagaron hasta las regiones del Yaqui y el Mayo ( muertos, robos e incendios de los pueblos).

   Con todo el apoyo recibido y ese gran entusiasmo que le caracterizaba, así como el cariño que sentía por los naturales, Eusebio Francisco Kino inició su peregrinar por esa región desértica siguiendo también el cauce de los ríos.

En el Río San Miguel en el año de 1687 funda la misión de:

Nuestra Señora de los Dolores, que sería su centro de operaciones.
En el Río Alisos Concepción, (hoy Magdalena-Asunción) levantó entre 1687 y 1698 las misiones de:

San Ignacio de Loyola
San José de Imuris
Nuestra Señora del Pilar y Santiago Cocóspera
Santa María Magdalena y
La de Nuestra Señora de Santa Ana

En el Río de Altar:

Tacubavi
Búsanic
Aquimuri
Santa Gertrudis de Sáric
San Pedro de Tubutama
Átil
San Antonio de Oquitoa
Nuestra señora de Guadalupe de Altar
San Diego de Pitiquito
Purísima Concepción de Caborca
Bísani

En el Río Sonoyta:

San Marcelo de Sonoyta

En el Río Santa Cruz, entre 1691 y 1699 formalizó las misiones de:

San Lázaro
Suamca
Bacoancos
San Cayetano de Tumacacori
San Javier del Bac
Sonoyta
San Cosme
San Agustín del Tucson y
Santa Catarina
Las tres primeras actualmente se encuentran en el Estado de Sonora y el resto en el Estado de Arizona.

En el año de 1689, Kino recibió cuatro auxiliares que pronto abandonaron la provincia y en 1693 llegó el fraile Agustín de Campos, quien se convertiría en su amigo, compañero y brazo fuerte.

   Kino había conseguido evitar los repartimientos de los indios, lo que causó un gran disgusto a los colonos españoles que ya no iban a poder explotar a los naturales, sobre todo en las minas y se quejaron a la capital del virreinato, minimizando y desprestigiando la labor del fraile. Entonces fue enviado el Padre Juan María Salvatierra como moderador; en 1690, en compañía de Kino, hizo un recorrido por los pueblos y después de observar directamente la realidad, otorgó un voto favorable a la obra del misionero.

En sus viajes por la pimería realizaba muchas actividades, entre otras:

Atendía a la instrucción de los neófitos.
Distribuía ganado y semillas para afianzar la economía de las comunidades.
Predicaba y bautizaba.
Tomaba nota de sus observaciones.
Levantó las primeras cartas geográficas de la región.

Todo lo anterior demuestra su inteligencia y gran capacidad, ganándose el reconocimiento, cariño y admiración de sus compañeros, de las autoridades y sobre todo de los naturales.

En 1695 hubo uno de los levantamientos indígenas que se resistían a la llegada, cada vez más numerosa, de los colonos europeos. El movimiento se inició en Tubutama y se extendió hasta Caborca, dando muerte al fraile Francisco Javier Saeta y a muchos auxiliares ópatas. Kino se encontraba ausente y no pudo impedir que el alcalde mayor de Sonora, Capitán Domingo Gironza Petrisde Cruzat, sometiera con dureza excesiva a los rebeldes, lo que tuvo peores efectos.

A su regreso, Kino tuvo que proceder con mucha paciencia para recuperar la confianza de los indios.alt

En 1699, siguiendo el curso del Río Gila, llegó a la confluencia de éste con el Río Colorado y entonces pudo comprobar que California sí era una península, lo que comunicó a sus superiores y éstos lo pusieron en conocimiento de Felipe V, rey de todas las Españas.

Por la ambición del capitán Mange (antiguo amigo de Kino) que se había convertido en terrateniente y minero de la región de Bacanuchi, quiso expropiar las tierras que pertenecían a la misión y al no permitirlo Kino, lo acusó de acaparador, sin tener éxito.

Kino deseaba que se le comisionara para continuar la catequización en California, pero fue al fraile José María Salvatierra a quien asignaron; no por esto perdió el interés y se convirtió en el principal proveedor y auxiliar de Salvatierra.

En 1703 fue nombrado Rector de Dolores, dedicándose a la administración y suspendiendo los proyectos que tenía para continuar con la catequización en la Baja y Alta California.

En los primeros días del mes de marzo de 1711, fue invitado por el fraile José Agustín de Campos a la dedicación de una capilla que éste había construido en honor a San Francisco Javier, el día 15 de marzo. Durante la celebración de la misa, Kino empezó a sentirse mal por lo que fue llevado a la Casa del Misionero en donde expiró a la media noche de ese mismo día.

Fue sepultado en la capilla de San Francisco Javier y hasta 1966 fueron localizados sus restos que actualmente descansan en el monumento que el pueblo de Magdalena construyó para honrar la memoria de su fundador y benefactor de la pimería alta.

Se calcula que Kino cabalgó más de 13,000 kilómetros e hizo más de 40 entradas a las tierras incógnitas; pero cierto es que, casi a 300 años de su existencia, por donde quiera que pasó o estuvo, sigue siendo recordado y honrada la memoria por la gran labor que realizó el insigne jesuita.

  
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(Samuel Miranda)