GREGORIO IX
1227-1241 d.C.
Gregorio IX Aprobación de las Decretales (detalle)
Raffaello Sanzio
1511
Fresco
Stanza della Segnatura, Palazzi Pontifici, Vaticano
Era pariente de Inocencio
III y pertenecía a la familia Segni. Fue amigo de San Francisco de
Asís y, como había sido primer cardenal protector de la Orden
franciscana, canonizó al poverello dos años después de
su muerte, en 1228. Obligó a Federico a emprender la cruzada, pero
el emperador regresó después de hacerse a la mar, fingiéndose
enfermo. El Papa le excomulgó.
En una Encíclica, publicada el 10 de
octubre de 1227, denunciaba al mundo la perfidia imperial. Dos meses después
el emperador contestaba a la Encíclica insultando al Papa y organizando
una rebelión en Roma con la ayuda de los Frangipani. Gregorio tuvo
que refugiarse en Rieti. En 1228, Federico se embarcaba con destino a la Tierra
Santa, pero su meta no era la de un cruzado. En el camino se apoderó
de la isla de Chipre, luego de una parte de Palestina y logró obtener
del sultán la corona de Jerusalén, que ciñó el
17 de marzo de 1229.
Federico volvió a Sicilia, a la que
habían invadido las tropas del Papa, y las venció. Con el Tratado
de San Germano ( 1230) el emperador restituía a la Iglesia todos sus
bienes y el Papa le retiraba la excomunión. Federico no tenía
ninguna intención de respetar su palabra. Organizó a Sicilia
con un espíritu totalmente absolutista, sin tener en cuenta los de
derechos de la Iglesia; se dirigió luego hacia el norte, reunió
una dieta en Ravena y suprimió las libertades municipales.
Los municipios lombardos se dirigieron al
Papa, que los protegió contra las medidas tomadas por Federico. La
guerra estalló. Los lombardos fueron vencidos en Cortenuova, pero
las tropas imperiales fracasaron ante Milán y Brescia (1237). Gregorio
trató de negociar, pero Federico le constestó conquistando
Cerdeña, que pertenecía a la Iglesia, y coronando a Enzio,
su hijo natural, como rey de la isla. El 20 de marzo de 1239, el Papa
le excomulgaba otra vez. Un concilio convocado por el Papa en Roma no pudo
reunirse, ya que Federico se apoderó del barco en el que viajaban
cien obispos y legados pontificios (mayo de 1241). Semanas después,
Federico aparecía en Roma. El Papa, ya centenario, fallecía
desesperado.
Durante el pontificado de Gregorio IX tuvo
lugar la batalla de Liegnitz (1241) que echó para siempre a los mongoles
de Europa. Cuando la lucha con Federico le dejaba respirar, Gregorio dedicaba
su tiempo a la reforma del Derecho Canónico y confió a San Raimundo
de Peñafort, fundador de los Mercedarios, cuyo fin era el rescate
de los prisioneros cristianos caídos en manos de los infieles, la
redacción de las nuevas "Decretalia".
Por la Bula Parens Scientiarum, Gregorio puso
las bases de la Universidad de París, estableciendo con precisión
las relaciones entre la Universidad autónoma y el gobierno del
rey. También se dedicó a la reforma de la Inquisición
y protegió tanto a los franciscanos como a los dominicos. Mientras
Federico ordenaba que fuesen quemados vivos los monjes pertenecientes a estas
dos órdenes. San Luis, rey de Francia, les encargaba, al mismo tiempo,
controlar el buen funcionamiento de las instituciones administrativas del
reino, según los principios de la justicia y el derecho.
Bula Parens Scientiarum,
sobre la independencia de la Universidad de París 1229