SAN PÍO V
1566-1572 d.C.


   Canonizado por Clemente XI en 1712.

   Comisario General de la Inquisición Romana.

   Los jesuitas estaban muy cerca de su corazón. Era extremadamente devoto de la Virgen María, rezaba el Rosario todos los días.

   En1558, siendo papa Pablo IV, había sido nombrado Gran Inquisidor; nadie mejor que él para poner en práctica los acuerdos del concilio de Trento e impulsar su espíritu contrarreformista con firmeza. Como los detalles también cuentan, encargó al pintor Daniele da Volterra que cubriese las figuras trazadas en la Capilla Sixtina por Miguel Ángel quien no las había dotado de vestimenta y exhibían su desnudez ante el observador. Asimismo mereció su desaprobación la pagana costumbre de lidiar toros; la bula De salutis gregis dominici de 1 de noviembre de 1567 prohibía estos bárbaros espectáculos bajo pena de excomunión a perpetuidad.

   Sirvan estos gestos como ejemplo del ardor fervoroso con que Pío V se propuso encauzar la vida espiritual del mundo cristiano, y aun la terrenal también, pues como tantos otros papas teocráticos que le habían precedido, mediante la bula In cœna Domini proclamó la supremacía de la iglesia de Roma y de su cabeza visible sobre todos los poderes civiles y sobre quienes los ostentan.

   Financió con cargo al erario pontificio la participación de la Iglesia en las guerras santas en Francia contra los hugonotes, o la expulsión de los judíos de los estados de su jurisdicción.

   Contra los turcos promovió el papa la Liga Santa que quedó constituida por España, Venecia y los propios Estados Pontificios, con participación genovesa. Al frente de las fuerzas combinadas puso el papa a don Juan de Austria, hermanastro de Felipe II, a quien definió, utilizando la cita evangélica referida a Juan el Bautista, como «un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan». Las capitulaciones de la Liga fijaban detalladamente los recursos militares con que había de contribuir cada uno de los participantes. El papa asumía el compromiso de aportar 12 galeras aparejadas y dispuestas, 3.000 soldados de infantería y 270 jinetes con sus monturas. También se comprometían los coaligados a acudir en socorro de cualquiera de los miembros de la Liga que se viese atacado por los turcos, en especial si los territorios en peligro eran los de la santa sede. Como cláusula de penalización para quien no atendiese sus obligaciones de confederado, el Papa impuso en las estipulaciones la pena de excomunión latae sententiae y el entredicho con pérdida de sus posesiones y liberación del juramento de fidelidad de sus súbditos.

   En 1567, san Pío V promulgó una bula papal, en la que ordenaba que fuesen trasladadas parte de las reliquias de los santos Justo y Pastor desde Huesca a Alcalá de Henares, ciudad de su cuna y martirio. En noviembre de ese mismo año, Felipe II y su hijo el príncipe Carlos, enviaron una carta cada uno dirigida al Obispo de Huesca para que cumpliese con lo ordenado por el Papa. Así fue como parte de las reliquias de los santos Justo y Pastor fueron remitidas a la ciudad de Alcalá de Henares de la que son patronos los "Santos Niños".

   San Pío V murió el 1 de mayo de 1572, unos meses después de que la Liga obtuviese un gran triunfo en la batalla de Lepanto7 de octubre de 1571).

Bula De Salutis Gregis Dominici  1567

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(Samuel Miranda)