BASÍLICA DE NUESTRA SEÑORA
DE GUADALUPE
La Basílica de
Santa María de Guadalupe, llamada oficialmente Insigne y Nacional Basílica
de Santa María de Guadalupe, es un santuario de la iglesia católica,
dedicado a la virgen María en su advocación de Guadalupe, ubicado
al pie del Cerro del Tepeyac en la delegación Gustavo A. Madero de
la Ciudad de México, actualmente perteneciente a Arquidiócesis
Primada de México por medio de la Vicaria Guadalupana que actualmente
se encuentra al cuidado de Monseñor Enrique Glennie Graue con el título
de Vicario General y Episcopal de Guadalupe y Rector del Santuario.
Es el recinto mariano más visitado del mundo, superado
sólo por la Basílica de San Pedro. Anualmente unos veinte millones
de peregrinos visitan el santuario, de los cuales cerca de nueve millones
lo hacen en los días cercanos al 12 de diciembre día en que
se festeja a la Virgen María de Guadalupe.
La primera basílica dedicada a la Vírgen de Guadalupe
fue edificada por el arquitecto Pedro de Arrieta, comenzando su construcción
en marzo de 1695 El día 1 de mayo de 1709 abrió sus puertas,
con un solemne novenario. En 1749 recibió el título de colegiata,
es decir, que sin ser catedral, posee su propio cabildo. Su portada es exenta
y simula un biombo, las cuatro torres octagonales de sus esquinas (coronadas
con talavera amarilla con cenefa azul, lo mismo que la cúpula del crucero)
tienen un significado asociado a la Nueva Jerusalén, la Jerusalén
de oro, mencionada en el Apocalipsis (Ap 21, 18).1
Principiando el siglo XIX, debido a la construcción
del convento de Capuchinas, la Colegiata sufría de graves daños
en paredes y bóvedas, por lo cual fue necesario restaurar los daños
y con este motivo redecorar el santuario en estilo neoclásico, desapareciendo
el barroco. En el santuario, la reforma comenzó hacia el año
de 1804, concluyendo hasta 1836. Entre 1810 y 1822 la obra se suspendió
debido a la guerra de independencia. El diseño fue hecho por Agustín
Paz y ejecutado por el arquitecto neoclasicista Manuel Tolsá.
Entre los años 1887 y 1895, con motivo de la Solemne
Coronación Pontificia, el edificio sufrió una gran reforma de
conservación, pues la estructura estaba dañada debido al paso
del tiempo. Entre las reformas se contempló el desplazamiento de la
sillería del coro de canónigos y la colocación del retablo
de mármol de Carrara, acompañado de un baldaquino de columnas
de granito escocés con esculturas de arcángeles de bronce.
Se hizo una ampliación del edificio por la parte norte, readecuando
las áreas del cabildo y la sacristía. En los muros fueron colocadas
pinturas monumentales representando algún acontecimiento guadalupano,
de las cuales cuatro son de grandes dimensiones.
Concluida la obra, fue coronada solemnemente la Virgen de Guadalupe
en 1895 por el arzobispo Próspero María Alarcón y Sánchez
de la Barquera acompañado de otros obispos de la República.
En 1904 la colegiata es elevada al rango de basílica. En tiempos de
la guerra cristera una bomba estalló en el altar mayor, habiendo llegado
oculta dentro de un arreglo floral. Alrededor de las 10:30 de la mañana
estalló causando daños a las escalinatas del altar y algunos
daños más en los vitrales. Al ayate original no le pasó
nada, solamente a un crucifijo, el cual se dobló y del que se dice
que evitó que le pasara algo a la imagen de la Virgen, propiciando
después que el altar fuera arreglado colocando la imagen un metro más
alto. Debido a este suceso, la imagen fue remplazada por una copia fiel y
resguardada en la casa de unas personas devotas, y devuelta a su altar hasta
1929.
En ese mismo año al cabildo se le informó que
la basílica sufría grandes daños en las bóvedas,
y cercanas las fiestas del cuarto centenario de las apariciones de Santa María
de Guadalupe a Juan Diego, el templo sufrió una última reforma
de ampliación de la nave principal, trasladando el retablo de mármol
y el baldaquino hacía atrás, lo que acrecentaría la
zona de la feligresía.
Fue colocado un órgano monumental en el área
del coro, fue sustituido el piso de madera por uno de mármol, se construyó
un nuevo transepto más alto que el original, que serviría para
resguardar dos órganos y al centro construir un cimborrio, que ayudaría
a iluminar el presbiterio.
En el área del presbiterio se colocó parte de
la sillería original de la Colegiata. Para ingresar al presbiterio
se construyó una gran escalinata cerrada a ambos lados con dos águilas
de bronce. La bóveda de la cúpula fue revestida en mosaico veneciano,
obra de Bartolomé Galotti, quien diseñó también
las pechinas de la cúpula central y las pechinas de las cuatro bóvedas
vaídas, en cada una de las cuales, en el mismo material, colocó
un profeta del Antiguo Testamento.
Toda la obra corrió a cargo del arquitecto Luis G. Olvera,
quien rediseñó los marcos de las pinturas así como la
yesería ornamental de estilo neobarroco que encontramos actualmente
en bóvedas y muros. En cada uno de los ventanales se colocó
un emplomado realizado por la Casa Víctor Marco y donados por la sociedad
mexicana de la época. Cada uno representa un pasaje del Evangelio en
el que aparece la Virgen María.
La capilla del Sagrario fue también redecorada al nuevo
estilo de la basílica. En el altar se colocó un sagrario de
plata cincelada y fundida que reproduce la fachada del convento de San Agustín,
en Acolman; tal sagrario es obra de Vicente Torres. En el área del
ábside se incluyó un retablo que alberga parte de lo que los
creyentes católidos consideran el tesoro espiritual de la basílica:
reliquias de los Lugares Santos y de diferentes santos de la Iglesia católica.
En la colección destaca una reliquia particular: una astilla de la
Vera Cruz.
En esta capilla se resguarda parte del barandal original del
siglo XVIII y la sillería coral de madera de cedro tallada estilo rococó
junto con la reja con piezas de diferentes metales, misma que fue colocada
en esta capilla en la década de los 1960s por el abad Guillermo Shulemburg.
Para mediados del siglo XX, el edificio sufría de gran
deterioro estructural y hundimiento desproporcionado, a lo que se sumaba el
espacio ya insuficiente para albergar las grandes peregrinaciones que acudían
a la basílica. Esto obligó a su cierre y la construcción
de un templo más grande. Ya terminada gran parte de la obra, el 12
de octubre de 1976 se trasladó el ayate a su nueva sede y se cerró
la que fuera casa de Santa María de Guadalupe por 267 años.
En 1979, el INAH (Instituto Nacional de Antropología
e Historia), Conaculta y la Conferencia del Episcopado Mexicano inician un
proyecto de restauración para evitar la pérdida del edificio.
Este proyecto, al igual que el proyecto de recuperación de la Catedral
Metropolitana de la Ciudad de México y el de la Torre de Pisa en Italia,
consiste en evitar la caída de edificios con estructuras pesadas contraídos
sobre suelos blandos que sufren de hundimiento no uniforme, levantando lentamente
la estructura con gatos hidráulicos y posteriormente sustituyendo el
suelo blando con pilotes de concreto. Aunque este proyecto de recuperación
no finalizó en su totalidad, su primera y principal etapa concluyó
en el año 2000, justo a tiempo para celebrar el Jubileo. En ese año,
la Antigua Basílica, ahora con la denominación de Templo Expiatorio
a Cristo Rey fue reabierta a los visitantes en el marco del Año Santo
y del Congreso Eucarístico Nacional, que se llevó a cabo en
la Ciudad de México. En ella se expone al Santísimo Sacramento
las 24 horas del día.
Actualmente el edificio ya fue restaurado en su mayor parte,
cuenta con un nuevo piso de mármol en el área de la feligresía
y el presbiterio, así como un restaurado órgano Würlitzer
de 1931, que había permanecido en silencio 34 años. El templo
cuenta con actividades evangelizadoras y culturales, como los miércoles
de enseñanza denominados «Miércoles de comunidad»,
y retiros mensuales. Entre las actividades culturales se cuentan variados
conciertos en el transcurso del año.
Capilla de Indios
Es un templo construido en 1649 por Luis Lasso de la Vega.
Según la tradición, albergó la imagen de Santa María
de Guadalupe desde 1695 hasta 1709 —año en que fue trasladada al templo
conocido como Antigua Basílica— y el estandarte de Miguel Hidalgo
desde 1853 hasta 1896. El nombre se debe a que originalmente esta capilla
fue edificada para el culto de la población indígena a la Virgen.
Se conservan debajo de la misma los cimientos de los dos primeros templos
dedicados a la Virgen que mandó construir fray Juan de Zumarraga en
el lugar indicado por san Juan Diego, días después de la por
él declarada aparición de la Virgen de Guadalupe. Desde 1531
hasta su muerte en 1548, vivió en este lugar Juan Diego (y en el mismo
lugar se conservan sus reliquias o restos), encargado de cuidar el primer
templo.
Capilla del Cerrito, Tepeyac.
Es la parroquia donde se recuerda el milagro de las flores frescas
y la primera de las apariciones de Santa María de Guadalupe. Se construyó
una primera capilla en el cerro del Tepeyac en 1666 por voluntad de Cristóbal
de Aguirre y Teresa Pelegina. Hacia 1740, el Padre J. de Montufar ordenó
la construcción del templo actual, al lado del cual se edificó
la casa del capellán que al ser ampliada se usó para ejercicios.
En su interior se observan frescos del pintor muralista Fernando Leal, a quien
se le encomendó narrar la historia de las apariciones, y quien plasma
el encuentro de las culturas y el arraigo de la fe. En tiempos de la Nueva
España, esta capilla estuvo consagrada a san Miguel arcángel,
quien se representa siempre protegiendo a la Virgen (Apocalipsis 12, 7). Según
la tradición novohispana, fue san Miguel quien bajó del cielo
a la tierra el retrato de la Virgen, pintado en el obrador celestial. En
su momento fue patrono de la Ciudad de México. En 1945 y 1950 se reparó
el templo y se construyó una pequeña plazoleta a la que se
le colocaron cuatro esculturas de los arcángeles Miguel, Rafael y
Gabriel. En esta capilla actualmente se encuentra el convento de las carmelitas,
comunidad de enclaustro que realiza actividades relacionadas con el cuidado
de la capilla y oración por el mundo. El último de sus capellanes
fue el sacerdote archipestre, Carlos Vargos, quien fungió como tal
junto a su sacristán, el Sr. Diego Velázquez.
Cementerio del Tepeyac
Único camposanto de la época virreinal que aún
se encuentra en actividad, este cementerio se ubica en el lado poniente de
la cima del cerro del Tepeyac, extendiéndose hasta la parte trasera
del cerro, al lado de la capilla del Cerrito. El cementerio fue construido
como complemento de la capilla del Cerrito en 1740, pero su portada de acceso
actual es de 1865. En este cementerio descansan los restos de diferentes personalidades
de la historia de México como son: Xavier Villaurrutia, Lorenzo de
la Hidalga, Ángel de Iturbide (hijo de Agustín de Iturbide),
Delfina Ortega (primer esposa de Porfirio Díaz), Manuel María
Contreras, Rafael Lucio Nájera, Gabriel Mancera, Antonio Martínez
de Castro, José María Velasco Gómez, Bernardo Reyes,
Ernesto Elorduy, Ponciano Díaz, la familia Chimalpopoca (emparentada
con Cuauhtémoc), el ex presidente de México, Antonio López
de Santa Anna y su esposa Dolores Tostá.8 Se considera al panteón
del Tepeyac como zona de monumentos históricos nacionales, por lo
cual se encuentra protegido por la ley de monumentos y zonas arqueológicas,
artísticas e históricas.
Capilla del Pocito
Templo ubicado en las cercanías de la falda oriente del cerro del
Tepeyac. Fue construido de 1777 a 1791 y diseñado por el arquitecto
Francisco Guerrero y Torres.Fue edificado sobre un pozo de aguas consideradas
milagrosas, así, pronto comenzaron las peregrinaciones al lugar. Gran
cantidad de enfermos bebía del agua de este lugar. Hubo muchas curaciones
milagrosas. Para 1777 se tomó la decisión de construir un templo
en el sitio.
El sello particular de esta capilla pequeña, considerada joya arquitectónica
del estilo barroco, es su forma pues su planta es la única de base
circular o cántrica levantada durante el siglo XVIII que se conserva
en México. Este carácter permite que el visitante perciba el
espacio poco a poco, como si éste se escondiera. El movimiento que
le imprime a la cúpula la decoración en zigzag, lo mismo que
las líneas multiformes utilizadas en las ventanas contribuye a crear
esta atmósfera de movimiento lento. Todos los símbolos que cargan
los angelitos pintados en la cúpula, son los símbolos marianos
que aparecen en la Letanía Lauretana, parte final del rezo del rosario:
espejo de virtudes, torre de David, estrella de la mañana, etc. Otro
elemento importante de la decoración es el Juan Diego que sostiene
el púlpito de madera.
En 1815 el insurgente José María Morelos se le permitió
como última voluntad ir a orar a la Virgen de Guadalupe en este templo
antes de ser ejecutado en una población cercana en el actual municipio
de Ecatepec de Morelos. Con las obras de creación del Atrio de las
Américas en la década de 1950, el templo pasó de estar
inmerso en la traza urbana a encontrarse aislado de ésta, tal como
se lo contempla en la actualidad
Templo y antiguo convento de las Capuchinas
El exconvento y Parroquia de Santa María de Guadalupe
- Capuchinas es un templo ubicado al costado oriente del Templo expiatorio
a Cristo Rey fue diseñada por el arquitecto Ignacio Castera, en terrenos
de una finca donados por Salvador Beltrán, y construida entre 1792
y 1797 el edificio fue ocupado por madres capuchinas de Santa María
de Guadalupe el convento fue fundado por la sierva Sor María Ana, y
exclaustradas el 26 de febrero de 1863. El Templo a través de la historia
de la Colegiata ha albergado a la Santisma Virgen de Guadalupe cuando el
Templo era cerrado por cualquier cuestión ya sea reforma o remodelación.11
A causa de la inestabilidad del subsuelo, el inmueble estaba sufriendo hundimientos
diferenciales por lo que tuvo que ser intervenido entre 1976-1982 con pilotes
de control, corrigiéndose el hundimiento del templo, aunque el convento
aún se encuentra con un considerable hundimiento.
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Instalaciones para investigación
El Archivo Histórico de la Basílica de Guadalupe
es una colección de documentos principalmente novohispanos, divididos
en tres ramos: Clavería, Parroquia y Secretaría Particular.
También resguarda el Archivo y Biblioteca Musical, con partituras de
131 autores mexicanos, 77 italianos, 23 españoles y de otras nacionalidades.
Dentro del conjunto se encuentra la Biblioteca Teológica Lorenzo Boturini,
con 70 años de historia activa y más de 22 000 volúmenes
en la actualidad.
Museo de la Basílica de Guadalupe
El museo, inaugurado en 1941, en el ala norte del antiguo convento
de Capuchinas alberga una importante colección de arte novohispano
compuesta por cerca de 4000 bienes culturales, muchos de ellos únicos
e irrepetibles, que incluyen pinturas, esculturas, joyería, orfebrería
y otras. Posee obras de los pintores más importantes de la Nueva España,
destacando las de Cristóbal de Villalpando, Miguel Cabrera, Matías
de Arteaga y Alfaro, Juan Correa, Juan Cordero, José de Ibarra, Sebastián
López de Arteaga, Nicolás Rodríguez Juárez, Baltasar
de Echave Ibía y José de Alcíbar.13 Su vestíbulo
tiene más de 2000 ex-votos dedicados a la Virgen de Guadalupe y es
espacio para exposiciones temporales.
Templo expiatorio a Cristo Rey (Antigua Basílica)
Comenzó su construcción el 25 de marzo de 1685
y se concluyó en 1709, fue diseñada por el arquitecto Pedro
de Arrieta tras la demolición del templo previo. Tiene una planta tipo
basilical con cuatro torres octagonales en cada esquina con cúpula
en talavera amarilla, y una cúpula octagonal central también
cubierta en talavera amarilla con linternilla. En 1749 recibió el título
de «colegiata». Para principios del siglo XIX y con motivo de
la construcción del convento de Capuchinas, el templo sufrió
graves daños por lo que tuvo que ser reparado y redecorado desapareciendo
los rastros de barroco. En 1904 la colegiata fue elevada a rango de basílica
tras una serie de reparaciones. Para la celebración del cuarto centenario
de las apariciones en la década del año 1930, se amplió
el área de pleno retrasando el altar, colocando un órgano monumental,
aunque los daños estructurales por el terreno continuaron. El 12 de
octubre de 1976 la imagen fue trasladada al nuevo templo y este fue cerrado
por el grave daño estructural que tenía por el terreno inestable
en donde se encontraba. En 1979 el INAH comenzó un proceso de recuperación
del edificio sobre la base de pilotes de control con lo que se logró
nivelar nuevamente el edificio y evitar la pérdida del mismo. Hacia
el año 2000 y con la etapa principal terminada el templo volvió
a abrir sus puertas, esta vez con el nombre de Templo Expiatorio a Cristo
Rey.
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Jardines del Tepeyac
Nueva Basílica de Guadalupe
Es un edificio localizado al poniente del Atrio de las Américas
y al sur del cerro del Tepeyac. El edificio fue construido a raíz de
la necesidad de albergar a la imagen de la Virgen de Guadalupe y permitir
el acceso de una mayor cantidad de peregrinos ya que la inestabilidad del
antiguo templo lo había vuelto peligroso para su uso. El nuevo edificio
fue diseñado por los arquitectos: José Luis Benlliure, Pedro
Ramírez Vázquez, Alejandro Schoenhofer, fray Gabriel Chávez
de la Mora y Javier García Lascuráin. Su construcción
comenzó en 1974 y terminó en 1976, inaugurándose el 12
de diciembre de ese año. De planta circular, el edificio fue construido
con concreto armado para la estructura de la cubierta, y con láminas
de cobre para el recubrimiento de la cubierta, las que al estar oxidadas le
otorgan un característico color verde.
Cuenta con siete accesos al frente sobre los cuales se encuentra
una capilla abierta, desde la cual se puede celebrar misa a los presentes
en el atrio, con cierta remembranza de los atrios del siglo XVI. Sobre esta
capilla se encuentra una cruz monumental, y por sobre ésta y en la
cima de la cubierta se encuentra un monograma de María con otra cruz
en el centro. Para evitar los asentamientos del terreno registrados en los
otros edificios circundantes, éste fue construido usando 344 pilotes
de control, obra del ingeniero Manuel González Flores.
El hecho que el interior sea circular y libre de apoyos (es
decir, auto-portante) hace posible que la imagen de la Virgen de Guadalupe
se pueda apreciar desde todos los puntos interiores de la basílica.
Dicha imagen se encuentra detrás del altar, bajo una cruz de importantes
dimensiones, en un muro con acabado similar al plafón. Para una mejor
visibilidad de la imagen, se ha construido una pasarela por debajo del altar
con bandas transportadoras, que permite que los visitantes la puedan apreciar
de la mejor forma posible. El altar tiene un acabado diferente, realizado
en mármol y está a varios niveles sobre la asamblea, con el
objetivo de resaltar ese sector de la planta.