NICOLÁS V
1447-1455 d.C.



  El nuevo Papa era un hombre de cultura y fue el primer gran Papa del Renacimiento. El poder espiritual de la Iglesia había perdido su prestigio, a pesar de la unión con la Iglesia oriental, realizada en Florencia. Los príncipes, que hasta entonces reconocían al Papa como a un árbitro en cuestiones eclesiásticas, manifestaban su intención de transformarse en jefes de sus propias Iglesias, o, por lo menos, de concentrar en sus manos la mayor parte de los privilegios reconocidos hasta entonces como pertenecientes al Papa.

   Si el concordato de Viena (1448) concluido entre Eneas Silvio Piccolomini, representante del Papa, y los príncipes alemanes, volvía a otorgar al Pontífice parte de sus antiguos privilegios, la situación no dejaba de ser inquietante. Ya Francia había proclamado las libertades galicanas y Carlos VII había realizado la autonomía de la Iglesia francesa haciendo registrar por el Parlamento, en 1438, la Pragmática Sanción, como ley fundamental del estado. El clero de Francia dependía del rey, que se dejaba llamar único reformador de la Iglesia y limitaba al mínimo las contribuciones que iban a entregarse a la jurisdicción papal.

   El concordato de Viena terminaba con el concilio de Basilea y sus miembros abandonaron la ciudad en 1448, reconociendo la validez de la elección de Nicolás V. "Tiempos difíciles nos aguardan", escribía, en el mismo año, el cardenal Piccolomini.

   El 29 de mayo de 1453 caía Constantinopla y el emperador perecía en la batalla. Fue un duro golpe para la cristiandad y sobre todo para Nicolás V, que trató en seguida de organizar una cruzada. Pero nadie le hizo caso. La liga que organizó en Italia, entre Nápoles, Florencia, Venecia y Milán, en 1455, trajo la paz a la península, pero nadie se movió contra los turcos. Al contrario, todos se apresuraron a firmar con ellos tratados comerciales y a dedicarse a la buena y engañosa vida de la coexistencia, mientras los turcos conquistaban los últimos reductos cristianos en Grecia y el archipiélago.

   La coexistencia pacífica iba a llevar a los turcos hasta las murallas de Viena y a hundir a pueblos enteros bajo el yugo de la media luna, es decir de la más cruel esclavitud. Otro hecho que conmovió al Papa fue el atentado organizado por Esteban Porcaro, noble florentino, empapado de historia antigua, continuador de Cola di Rienzo y defensor de la libertades republicanas. Un día atacó el Vaticano con el fin de asesinar al Papa y a los cardenales y liberar la Ciudad Eterna. Fue apresado y ejecutado mientras gritana: "¡Oh pueblo mío, en este día muere tu libertador!". En 1450 Nicolás V había festejado el Año Santo en Roma para dar un final solemne a la paz interior que se había conseguido con el concordato de Viena y para canonizar a San Bernardino de Siena. Pero el atentado de Procaro y la caída de Constantinopla darán a la salud del Papa el último golpe.

   El humanista Nicolás V fue uno de los mecenas más inteligentes de una época en que los príncipes sabían proteger a los artistas. Encargó la construcción de la nueva Basílica de San Pedro al arquitecto florentino León Bautista Alberti, autor del tratado De re aedificatoria. De los antiguos planos de Alberti, modificados después de la muerte de Nicolás V, quedan hoy los apartamentos de los Borgia. Bramante fue el que continuó la construcción. También la biblioteca del Vaticano, enriquecida por los fondos adquiridos por el Papa, aumentó en importancia. Millares de manuscritos griegos, salvados después de la caída de Bizancio, fueron trasladados a Italia y comprados por el Papa. Su biblioteca personal era la más rica y completa del siglo XV.

   El cardenal Besarion, griego Constantinopla elevado al rango de cardenal, trabajó en Florencia para dar a conocer el espíritu de la filosofía platónica, que reemplazará a la de Aristóteles, en auge durante la Edad Media. Fueron Marsilio Ficino y los humanistas platónicos de Florencia, los que, continuando la tradición de Besarion y otros griegos exiliados de Bizancio, formaron el espíritu del Renacimiento.

   Muchos artistas trabajaron en Roma bajo la directa protección del Papa. Entre ellos Fra Angélico, Andrea del Castagno, Piero della Francesca y Benozzo Gozzoli. El espíritu del Renacimiento, pagano por antonomasia, se apoderaba de la casa de Pedro. Ya Coluccio Salutati había empezado a hablar del superhombre y de su moral, que pronto será la virtú de la época, ideal poco cristiano de la vida y que desembocará en la "voluntad del poder", de Nietzche.

   Las artes conocerán un extraordinario desarrollo, pero la Iglesia, sometida a la moral del cuerpo, dejará que el vicio y el crimen se apoderen del Vaticano. Cincuenta años después de la muerte de Nicolás V, la Iglesia conocerá el punto máximo de su decadencia moral y provocará la rebelión de Martín Lutero.

   Durante el pontificado de Nicolás V vivió y predicó San Juan de Capistrano. En 1452 el Papa coronaba en Roma a Federico III, otorgando por última vez el título de emperador y uniéndole en matrimonio con Eleonora de Portugal. Los tiempos de la coronación también se habían acabado.

Documentos Pontificios

-Bula Dum Diversas

-Bula Romanus Pontífex


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Papa Nicolás V

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(Samuel Miranda)