RAFAEL SANZIO
Raffaello Sanzio (Urbino, 6 de abril de 1483
– Roma, 7 de abril de 15201 ), también conocido como Rafael de Urbino
o, simplemente, como Rafael1 n. 1 fue un pintor y arquitecto italiano del
Alto Renacimiento. Además de su labor pictórica, que sería
admirada e imitada durante siglos, realizó importantes aportes en la
arquitectura y, como inspector de antigüedades, se interesó en
el estudio y conservación de los vestigios grecorromanos.
Hijo de un pintor de modesta relevancia, fue considerado un
niño prodigio por su precoz habilidad y al quedar huérfano se
formó en los talleres de varios artistas de prestigio. A los 25 años
obtuvo su primer encargo oficial, la decoración de las Estancias Vaticanas,
donde pintó algunos frescos como La escuela de Atenas, considerado
una de sus obras cumbre.Es célebre por la perfección y gracia
de sus artes visuales, destacando en trabajos de pintura y dibujo artístico.
Junto con Miguel Ángel y Leonardo da Vinci forma el trío de
los grandes maestros del período.
Nació en Viernes Santo y falleció en esta misma
festividad el día que cumplió 37 años. Fue un artista
muy productivo, en parte gracias a que dirigió un taller conformado
por numerosos colaboradores, y, a pesar de su muerte prematura, dejó
una extensa obra que en gran parte aún se conserva. La mayor parte
de su trabajo está alojado en los Museos Vaticanos, ya que decoró
con frescos las habitaciones conocidas como las Estancias de Rafael, el principal
encargo de su carrera, que quedó sin terminar a causa de su muerte
y fue completado por ayudantes.
Después de sus años de juventud en Roma, gran
parte de su obra, a pesar de haber sido diseñada por él, fue
ejecutada por su taller, con una considerable pérdida de calidad. Ejerció
gran influencia en su época; aunque fuera de Roma su obra fue conocida
sobre todo a través de la producción que hicieron los talleres
de grabado que colaboraban con él. Después de su muerte, la
influencia de su principal rival, Miguel Ángel, se intensificó
hasta los siglos XVIII y XIX, cuando las cualidades más serenas y
armoniosas de Rafael, fueron consideradas de nuevo como un modelo superior.
Su carrera se dividió de manera natural en tres fases
y tres estilos, descritos así por Giorgio Vasari: sus primeros años
en Umbría, el periodo posterior de cuatro años en Florencia
(1504-1508), donde absorbió las tradiciones artísticas de la
ciudad, y finalmente su último y triunfal período de doce años
en Roma, trabajando para los papas y su corte.
A finales de 1508 se trasladó a Roma, donde entró
al servicio del papa Julio II, probablemente gracias a la recomendación
de su arquitecto Donato Bramante, quien por entonces trabajaba en la basílica
de San Pedro, era natural de Urbino y tenía alguna relación
con Rafael. A diferencia de Miguel Ángel, que no realizó
trabajo artístico alguno durante cierto tiempo en Roma antes de recibir
los primeros encargos, el joven artista recibió rápidamente
el encargo de decorar al fresco la que habría de ser la biblioteca
privada del pontífice en el Vaticano. Era un proyecto mucho más
importante y extenso que cualquiera en el que hubiera trabajado hasta ese
momento, pues hasta la fecha no había pasado de hacer algún
retablo en Florencia. En su equipo había otros artistas trabajando
en diferentes estancias, muchos de ellos pintando sobre obras encargadas por
el odiado predecesor de Julio II, el papa español Alejandro VI. El
nuevo pontífice había decidido borrar cualquier vestigio del
papa Borgia, hasta sus escudos de armas. Uno de ellos fue Miguel Ángel,
que recibió el encargo de pintar la cúpula de la Capilla Sixtina.
La primera de las célebres stanze que comenzó
a pintar, es la conocida como Stanza della Segnatura —por el uso que tenía
en tiempos de Giorgio Vasari—, produjo un impacto extraordinario en el arte
romano. Hoy día continúa siendo considerada la obra maestra
del pintor, pues contiene La Escuela de Atenas, El Parnaso y La disputa del
Sacramento, que son algunas de las obras más conocidas del pintor.
Como consecuencia de este gran éxito, le fueron encargadas nuevas estancias,
desplazando a otros artistas previamente contratados, como Perugino o Luca
Signorelli. Concluyó tres de ellas, todas con pinturas en sus muros
y, a menudo, también en los techos. Sin embargo, la inmensidad del
trabajo asumido le obligó a delegar la ejecución práctica
de sus detallados diseños (que siempre realizó en persona) en
los miembros del numeroso taller que había formado. Eran estos artistas
de sobrada capacidad, que con posterioridad a la muerte del propio Rafael,
se encargarían de la decoración de la cuarta estancia, basándose
en los diseños que el maestro había dejado. La muerte de Julio
II (1513) no interrumpió los trabajos, pues su sucesor, el papa León
X, un Medici, estableció una relación cercana con el artista,
que continuó recibiendo encargos. El amigo de Rafael, el cardenal
Bibbiena, era uno de los antiguos tutores del nuevo papa, y su íntimo
amigo y consejero.
Es evidente que Rafael se dejó influir por los frescos
del techo de la Capilla Sixtina de Miguel Ángel. Vasari dice que Bramante
lo introdujo en dicha capilla secretamente. La bastida correspondiente a la
primera sección en ser terminada fue retirada el año 1511. La
reacción de los demás artistas ante la superior fuerza expresiva
de Buonarroti fue la cuestión dominante en el arte italiano en las
dos décadas posteriores, y Rafael, que ya había demostrado su
capacidad de asimilación de influencias externas a su propio estilo,
aceptó el reto tal vez con mayor intensidad que cualquier otro artista.
Uno de los primeros y más claros ejemplos fue el retrato del mismo
Miguel Ángel como Heráclito en La Escuela de Atenas, que parece
sacado directamente de la Sibilas o los ignudi del techo de la Capilla Sixtina.
Otras figuras de esta y otras obras posteriores en las estancias acusan la
misma influencia, pero todavía más integradas en el estilo personal
de Rafael. Buonarroti lo acusó de plagio y unos años antes
de la muerte de Rafael se quejaba en una carta del siguiente tenor: «todo
lo que sabe de arte lo ha aprendido de mí», aunque en otras
ocasiones se mostró más generoso.
Estas enormes y complejísimas composiciones pueden ser
consideradas entre las obras supremas del Renacimiento. Proporcionan una visión
extremadamente idealizada de los sujetos representados, y las composiciones,
aunque ya perfectamente concebidas en dibujo, parecen sufrir de «sprezzatura»,
un término ideado por su amigo Baldassare Castiglione, que el definía
como «una cierta indiferencia que impregna toda la obra y que nos hace
pensar o dir que ha fluido sin ningún esfuerzo». Según
Michael Levey, «Rafael les da a sus figuras una gracia y claridad sobrehumanas
en un universo de certezas Euclidianas». La pintura es de la máxima
calidad en las dos primeras estancias, pero las composiciones posteriores,
especialmente las que contienen acción de tinte dramático,
no son completamente perfectas por lo que atañe a la concepción,
como tampoco en la ejecución por parte de sus ayudantes.
Página
Principal
(Samuel Miranda)